"Hace
mucho tiempo, el poder tomó una decisión intolerante contra los cómicos, a los
que expulsaron del país. Actualmente, actores y compañías teatrales tienen
dificultades para encontrar escenarios públicos, teatros y espectadores, todo
por culpa de la crisis. Los dirigentes, por lo tanto, ya no está preocupados
por controlar a aquellos que los citan con ironía y sarcasmo, ya que no hay
sitio para los actores, ni público al que dirigirse. Por el contrario, durante
el Renacimiento, en Italia, los que gobernaban tuvieron que hacer un esfuerzo
imporante para mantener a raya a los cómicos, pues reunían a un público
abundante. Se sabe que el gran éxodo de actores de La Commedia dell’Arte tuvo
lugar en el siglo de la Contrarreforma, cuando se decretó el desmantelamiento
de todos los espacios teatrales, especialmente en Roma, donde fueron acusados
de ofender a la ciudad santa. En 1967, el Papa Inocente XII, bajo la presión de
insistentes requerimientos del sector más conservador de la burguesía y de los
máximos exponentes del clero, ordenó la eliminación del Teatro Tordinona que,
según los moralistas, había acumulado el mayor número de representaciones
obscenas. En la época de la Contrarreforma, el cardenal Borromeo Carlos, que
estuvo activo en el norte de Italia, se consagró a la redención de los niños
milaneses, estableciendo una distinción entre el arte, como máxima expresión de
educación espiritual y el teatro, como manifestación profana y vanidosa. En una
carta dirigida a sus colaboradores, que cito de memoria, se expresa más o menos
así: “Los que estamos a favor de la erradicación de las malas hierbas, hemos
hecho lo posible por quemar textos que contienen discursos infames, para
extirparlos de la memoria de los hombres, y al mismo tiempo perseguir a todos
aquellos que divulgan esos textos impresos. Evidentemente, mientras dormíamos,
el diablo maquinó con renovada astucia. ¡Hasta qué punto es más punzante en el
alma lo que los ojos pueden ver que lo que puedan leer en los libros de ese
género! ¡ Hasta qué punto es más devastador para las mentes de los adolescentes
y de los niños la palabra hablada y el gesto apropiado que una palabra muerta
impresa en un libro! Por lo tanto, urge expulsar de nuestras ciudades a esas
gentes del teatro, como ya hicimos con las almas indeseables”. Por lo tanto, la
única solución a la crisis se basa en la esperanza de que se organice una gran
caza de brujas contra todos nosotros y especialmente contra la gente joven que
desea aprender el arte del teatro: una nueva diáspora de cómicos que, desde tal
imposición, sin lugar a dudas, provocará beneficios inimaginables para el bien
de una nueva representación".
Manifiesto del Día Internacional del Teatro
2013, por Darío Fo Daría Fo
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