miércoles, 2 de abril de 2014

Obra teatral "Dionisio Ridruejo"

Hace una semana asistí al teatro Valle Inclan del CDN para ver la obra "Dionisio Ridruejo; una pasión española" de Ignacio Amestoy y dirigido por el director teatral Juan Carlos Pérez de la Fuente. La obra gira en torno a la figura de Dionisio Ridruejo.

Para Dionisio Ridruejo las estepas rusas, cuando combatía con la División Azul de Hitler, fueron su Camino de Damasco. En poco tiempo pasaría de ser la referencia emblemática del fascismo franquista, a encabezar un partido socialdemócrata, Unión Social Demócrata Española, la USDE, en las tripas de la dictadura. Para Santos Juliá, Ridruejo llegaría a trazar "el primer esbozo de lo que habría de ser la transición a la democracia". En la realidad, sería el primer político de la Transición.


Dionisio Ridruejo. Una pasión española trata de la personalidad de un político que, como otros muchos, en la encrucijada establecida en España por una República que no acertó en su desarrollo, tomaron partido desde un cierto idealismo por los presupuestos de una Falange que soñaba con que, con su acción, "volverán banderas victoriosas / al paso alegre de la paz"; versos ilusorios que el propio Ridruejo, como poeta que era, aportó al himno de la formación de José Antonio Primo de Rivera.
Luego, larga fue la lista de los "desencantados": junto a Dionisio Ridruejo, José Luis López Aranguren, José Antonio Maravall, Antonio Tovar, Gonzalo Torrente Ballester o Pedro Laín Entralgo.
La acción de la obra tiene lugar el 28 y el 29 de junio de 1975, en un residencia militar en la que un coronel del Ejército español, que compartió ideales con Ridruejo en la División Azul, interpretado por Ernesto Arias, se entera de que su admirado conmilitón de entonces acaba de morir. Él hubiera querido, como Ridruejo, abandonar la singladura franquista. No ha sido capaz.  Y Ridruejo ha muerto antes que Franco, sin llegar a la "tierra prometida" de la democracia. Sin embargo, su estela es una llamada a la conciencia de todos lo que comulgaron, de una u otra forma, con el general sublevado. Tal es el caso de nuestro coronel Arenas.


La pieza discurre por dos vías: la del ritual y la del teatro documento. La tragedia del coronel, que tendrá su contrapunto en la presencia accidental de un joven capitán de la Unión Militar Demócrata, la UMD, incorporado por Daniel Muriel, mira a través de su pasión, de su sacrificio, a lo más profundo del teatro. Y las palabras auténticas de Ridruejo son el documento innegable de su equivocación y de su arrepentimiento, en aras de una transición a la democracia que él no llegó a presenciar, pero sí vivieron compañeros de oposición como García López, Paco Fernández Ordóñez, Ignacio Sotelo, Fermín Solana, Buero Vallejo, Juan Benet, José Ortega Spottorno, Paulino Garagorri o Juan José Linz.



Pocos directores, como Juan Carlos Pérez de la Fuente, podían comprender mejor Dionisio Ridruejo. Una pasión española. El rito y el testimonio son la encarnadura de su teatro. Sus montajes en el Centro Dramático Nacional (CDN) de Pelo de tormenta, de Nieva; San Juan, de Max Aub; La fundación, de Buero, o Carta de amor, de Arrabal, lo acreditan. El que sea también el CDN, bajo la lúcida dirección de Ernesto Caballero, en su apuesta a favor de la autoría española, el que ampare el montaje, es el mejor marchamo. Paco Lahoz, Nerea Moreno y Jesús Hierónides comparten protagonismo con Ernesto Arias y Daniel Muriel en esta memoria de la pasión española de Ridruejo, que no fue una pasión inútil.


En mi opinión esta obra muestra una interesante perspectiva del ejercito español durante la transicion española en la que muestra en conflicto entre los militares mas veteranos que intentan mantener la ideologia franquista a los nuevos militares. No obstante todo esto gira en torno a la locura del protagonista que esta invadido por la locura de la ideología de Dionisio y teme la pérdida de poder el ejercito con la muerte del "Generalísimo".  
Es interesante observar el proceso actoral durante la obra en el que el protagonista y los secundarios llegan a un punto de delirio en el que acaban imaginando y cumpliendo sus fantasías. Como por ejemplo, el joven militar que quiere ser un piloto de aviones para el ejercito americano,acaba con una capa de la bandera de los Estados Unidos y jugando con un avión de juguete. Lo que mas me impresionó fue el final conmovedor en el que rompen la cuarta pared y el protagonista realiza una excepcional monólogo sobre los derechos humanos y reflexionando con la actualidad en el que parece que los derechos humanos han pasado a ser un privilegio en nuestra sociedad.

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